martes, 20 de noviembre de 2007

CURIOSIDAD INFANTIL

El niño es consciente de que piensa antes incluso de saber que piensa con la cabeza. Tampoco identifica, como nosotros, su conciencia con su capacidad de pensar. Sólo sabe que existe, pero no identifica ese saber en ningún lugar concreto de su cuerpo.
Me explico con un ejemplo: yo recuerdo el momento en que descubrí que veía con los ojos. Yo sabía que veía, pero no sabía con qué veía. Desconozco mi edad entonces, pero desde luego tenía menos de seis años, probablemente cuatro. Estaba en el pequeño hall de entrada de la vivienda del Paseo de la Libertad y ya llevaba un rato ocioso por los pasillos palpando mi cuerpo. Entretenido de este modo, había llegado a la entrada de la casa cuando decidí taparme la boca a ver qué pasaba. Comprobé que seguía viendo. "Eso es que no veo con la boca", pensé con cierta curiosidad. Entonces decidí taparme las orejas, con el mismo resultado, luego la nariz e incluso un ojo... Yo seguía viendo; aunque algo debí notar cuando me tapé un ojo porque al cabo de un par de intentos más se me ocurrió taparme simultáneamente los dos ojos. "Ahora sí", pensé triunfante, "no veo nada con los dos ojos tapados a la vez, o sea, que veo con los ojos". Recuerdo incluso la reflexión. Así descubrí, después de unos años de estar viendo sin haberme preguntado con qué órgano veía, que eran los ojos los que me permitían ver. Y me quedé tapándome divertido alternativamente uno y otro ojo para comparar las respectivas visiones.
Con el pensamiento ocurre lo mismo, lo que pasa es que pronto olvidamos ese "no saber con qué pensamos" propio de la infancia. Cuando, sin embargo, uno se pone a meditar y es perseverante no tarda en recuperar esa curiosa ignorancia, razón por la que, transcurrido cierto tiempo (tampoco mucho), empieza a experimentar que su conciencia, fuente del pensamiento, no se localiza en la cabeza, sino en algún "no lugar" próximo a su cuerpo. Además, uno empieza a experimentar su conciencia como algo distinto de su "pensamiento"...

AUTOCONCIENCIA

Tendría yo no más de seis años cuando, yendo de la mano de mi padre por la calle Gaona cruzando la calle Concepción, le pregunté: "papá, ¿quién soy yo?; porque cuando pienso que soy mi cuerpo no puedo ser mi cuerpo porque es mío, y si pienso que soy mi cabeza tampoco puedo ser mi cabeza porque es mía,...; entonces ¿quién soy?". No recuerdo recibir respuesta alguna de mi padre que, sin embargo, me miró, por lo que deduzco que debió de quedarse mudo ante tamaña empresa.
Más de cuarenta años después empiezo a vislumbrar la respuesta que él no pudo darme: yo no existo más que como "conciencia que es consciente" de que tiene un cuerpo, una personalidad, una historia, etc. Esta es la "autoconciencia" de la que hablan tanto Kant como el budismo zen, pasando por el hinduismo y su concepción de Atman. La única diferencia es el modo práctico de explicar o de acceder a esta autoconciencia: Kant descarta esto como un imposible, la autoconciencia es el presupuesto de cualquier actividad racional y punto; Hegel le reconoce una existencia real y positiva, pero se da cuenta de que es imposible acceder a ella por medio de la reflexión teórica; por su parte, los budistas acceden directamente a la autoconciencia a través de la meditación zen, experimentándola sin hacerla objeto de su reflexión; y los hindúes hablan de ella cuando exponen su concepto del atman...

martes, 13 de noviembre de 2007

EL ALMA DE LA ARQUITECTURA

Los arquitectos hemos tergiversado nuestra función. Hemos aprovechado una visión romántica del oficio de arquitecto (el arquitecto como artista individual) para hacer creer a la sociedad que el alma de cualquier arquitectura es el arquitecto. Esto ni es así ni lo ha sido nunca: El alma de la arquitectura es el promotor. Pero hemos tergiversado simultáneamente el papel del promotor, relegándolo al de alguien que simplemente busca un beneficio económico.
Promotor viene de promover, lo que significa "iniciar o impulsar una cosa o un proceso, procurando su logro" (DRAE). Etimológicamente procede de "promovere", y por tanto de "mover", teniendo que ver, pues, con "motor". El promotor es el motor de la obra. Siempre lo ha sido y lo será. El arquitecto es el que hace el plan de la obra (incluido el diseño, supervisado por el promotor).
Nuestra arquitectura es mala porque se basa en una "individualización" del proceso de su creación, de su "construcción": por un lado el arquitecto se ha proclamado "alma" y "jefe" de la obra y, por otro, la verdadera alma de la obra, el promotor, se ha limitado a buscar intereses (pecuniarios) particulares; todo ello con el beneplácito de la sociedad.
La regeneración de la arquitectura pasa por la regeneración del promotor. Él siempre ha encontrado al arquitecto adecuado; cuando no lo ha creado directamente.

lunes, 12 de noviembre de 2007

PRIMAVERA EN OTOÑO

Estos días frescos y soleados del otoño invitan a una indolencia primaveral y el espíritu sueña por encima del ajetreo cotidiano. El asfalto amanece húmedo y la tierra fresca. Hoy he tenido dos horas de inciso para asistir a un curso sobre la Unión Europea, justo al lado de donde trabajo. El sol entraba por las ventanas entibiándolo todo y la mente estaba despierta y relajada. Era como estar otra vez en un aula de la infancia. Al salir he pisado el parque para sentir la tierra. Luego he vuelto al despacho.

domingo, 11 de noviembre de 2007

PALACIOS EUROPEOS

Muchos palacios reales europeos suelen tener un salón chino. Así Versalles y también el palacio Schönbrunn de Viena. ¿Qué relación tenían los europeos con la cultura china? Porque esos salones no los "compraban" en el extranjero como el turista que hace un viaje y se trae un recuerdo. Los monarcas recibían embajadores y contrataban artistas chinos... ¿por qué no nos ha llegado un conocimiento mejor de esas culturas?

viernes, 9 de noviembre de 2007

LO EXÓTICO

Es todo aquello que nos enriquece pero considerado como ajeno a nosotros. Por esta razón lo exótico suele ser a la vez "refrescante" y superficial; porque en realidad no nos saca de nuestros pre-juicios.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

ORIENTE-OCCIDENTE

Me empiezo a interesar seriamente por las culturas orientales: la china y la hindú. A verlas con su brillo propio. No bajo la luz de nuestra cultura - no como exóticas.