martes, 22 de enero de 2008

Rey Paixaro

Isabel y yo decidimos pasar el fin de semana en Biar, donde tiene lugar una curiosa fiesta que es una "fusión" (palabra tan de moda hoy en el terreno de la cultura) de historia medieval, celebración de San Antón y carnaval: la fiesta del Rey Paixaro. Según le explican a uno en el museo etnológico, esta fiesta rememora la época medieval en la que el Rey (Jaime de Aragón) pasaba a principios de año a recoger los impuestos, para lo que utilizaba unas bandejas de bronce que previamente habían sido regaladas a la villa por la propia corona (las de Biar, al parecer, fueron donación de los Reyes Católicos).

Se inaugura la fiesta la noche anterior con un paseo de antorchas encabezado por el Rey Paixaro a caballo precedido de dos buzones disfrazados de pájaros (¿paixaros?) que bailan al son de las dulzainas junto a las hogueras que en cada barrio encienden los vecinos. Al día siguiente, día fuerte (traca y toque de campanas a las 9, misa cantada a las 12,...), nuevo paseo del Rey, esta vez acompañado de una pequeña comitiva de funcionarios con las bandejas de los impuestos, seguida por los vecinos con sus animales, a quienes sigue una procesión de niños con grandes bandejas de madera que recogen donativos del pueblo; cierra la comitiva la banda municipal. La bendición de los animales se produce de vuelta a la plaza: el párroco, sobre un estrado improvisado, derrama el agua bendita sobre personas, animales y objetos.

El video recoge resumidamente este último momento de la entrada a la plaza. Por la tarde, finalmente, se subasta lo recolectado por la mañana entre los vecinos y visitantes

lunes, 14 de enero de 2008

Mañana lluviosa

Parque de Abelardo Sánchez (Otoño 2007)
"Pasan las nubes y actúa la lluvia y todos los seres individuales penetran como una corriente en las formas que les son propias"
(I Ching)
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"Cuando llueve ya está todo decidido" (I Ching)
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E. Judica Cordiglia, en su "Iniciación al I Ching" (Ed. Panamericana; Bogotá, 2006; ISBN 978-958-30-1623-3) dice: En el I Ching, esta relación con el ambiente es un componente fundamental, es la atmósfera misma del libro, en efecto, la Naturaleza era "espacio sagrado" y las estaciones eran "tiempo sagrado". Y, para establecer un paralelismo en nuestra cultura, cita a Virgilio:

"Los tiernos brotes no podrían soportar este trabajo fatigoso 'de abrirse' si una gran tranquilidad no se extendiera entre el frío y la tibieza, y la dulzura del cielo no abrazara la tierra" (Geórgicas, II, 343-345)