miércoles, 10 de diciembre de 2008

Provenza

El Ródano pasando por Arlès

Sur de Francia. Provenza. Dos ciudades romanas (Nîmes y Arles) y una medieval (Avignon). Un triángulo que encierra un campo llano con parcelas separadas por hileras de viejos árboles a modo de vallas que hubiera colocado un cíclope. Se respira el tiempo en cada objeto, el paso de los años. Uno cruza desde España y, sorprendido, se encuentra con que ha retrocedido en la historia cuando lo que esperaba era un campo, un país más moderno que el suyo. Al lado de estos pueblos, los pueblos manchegos están "a la última" con al menos un bar "de diseño" en medio de su caserío, sus farolas último modelo y sus plazas recién arregladas. Aquí, en Francia, parece que todo se ha detenido y se ha quedado como meditando y así ha envejecido. Sólo el Ródano parece joven, tan ancho y saludable y más azul que el cielo del Mediterráneo. Un viento frío baja del norte y pese al sol todos caminamos protegiéndonos con el cuello de nuestros abrigos.