viernes, 23 de octubre de 2009

El negocio de la ciudad

Un cobertizo (una nave) dura unos veinticinco años. Una vivienda sobre los setenta y cinco. Un conjunto de viviendas (un pueblo) es fácil que se mantenga más de dos siglos. Una ciudad, algo menos de un milenio. Una capital importante suele rebasar esta cifra.
Esta escala de tiempo suelen olvidarla los que piensan hoy las ciudades. Y las piensan como si se tratara no ya de su propia casa, para vivir, sino de un cobertizo cualquiera para sacar adelante cierto negocio.

miércoles, 21 de octubre de 2009

El enigma de la esfinge

"La selección natural [...] sólo garantiza la adaptación, y no
es necesariamente más adaptativo lo complejo que lo simple"

(J.L. Arsuaga: El
enigma de la esfinge)

En pocas palabras: que los simples pueden llegar a dominar el mundo, que no necesariamente el mundo camina hacia su perfección, que la semilla de gente como Buda, o Cristo, o Kant, o (añádanse cuantos nombres más se quiera por representar un avance "espiritual" en la historia del hombre...) sólo puede germinar en determinado ambiente sin el cual puede quedar enterrada para siempre.

Y hoy prima la cualidad de las personas para ser adaptables por encima de la de ser coherentes con los ideales (amor, razón, etc.) que la historia nos ha permitido admirar.

Para conservarlos es necesario que la sociedad "quiera" mantenerlos. Es decir, "sepa" valorarlos.

martes, 20 de octubre de 2009

Un bar de carretera

Ayer por la tarde salí de la ciudad con el coche. Fue un día dedicado a jueces y abogados y todo parecía comprimir mis pensamientos, que se embotaban en mi cabeza. Me dirigí hacia el sur por la carretera de Jaén. La noche ya estaba cayendo y el cielo en el horizonte tenía un color oscuro sobre el que se marcaban tiras de nubes negras. Un paisaje que cualquiera diría siniestro pero que para mi mente abotargada resultaba bello y acogedor.
Paré en un bar de carretera a veinte kilómetros, pedí un té acompañado de frutos secos y me senté comodamente en una mesa apartada para leer.
Al ir a pagar me encontré con que un vecino del pueblo cercano, en el que pasamos parte del verano, que trabaja en la gasolinera me había invitado. Pasé a saludarlo y estuvimos charlando hasta casi las nueve y media.
Fué, con diferencia, lo mejor del día.

jueves, 15 de octubre de 2009

Moléculas

Vuelta de vacaciones, con Burgos y Bilbao visitados, un montón de partidas de ajedrez (muchas de ellas frustrantes, razón por la que al final las he reducido) jugadas por ordenador y un interés renovado por la química y la biología a raíz de la visita a Atapuerca; aunque no pude visitar el yacimiento porque no encajaban los horarios con el de nuestro viaje.
Sigue llamándome la atención la capacidad de los científicos para reducir a unos pocos elementos los problemas más complejos y no puedo menos que comparar esta capacidad con la incapacidad de los urbanistas para hacer lo mismo con la ciudad. Antes al contrario, en urbanismo el proceso es el contrario: multiplicar los elementos con que se trabaja en función de cada caso, consiguiendo así que el problema complejo que es la ciudad se haga aún más complejo.
De nuevo los "modelos": como ocurría en las aperturas del ajedrez, donde los cuatro primeros movimientos permiten tipificar la mayor parte de las aperturas, la vida es una combinación de sólo cuatro tipos diferentes de moléculas. Y aquí hablamos nada menos que de la vida, con toda su complejidad, y no de un conjunto de piedras o minerales. A partir de esos cuatro tipos de moléculas, el resto son combinaciones de sus distintas variaciones. Majestuoso.
Lo dicho: a revisar las cuestiones básicas de la química.