domingo, 25 de abril de 2010

Está muy extendida la opinión de que el uso de la razón nos hace semejantes a las máquinas. Yo, sin embargo, creo que es el uso de la razón lo único que nos hace distintos.
También está de moda pensar que las emociones son lo que nos hace más humanos. Creo, sin embargo, que todos los animales tienen emociones en mayor o menor grado. Y los mamíferos en un grado tan alto como nosotros. ("J'ai vu un jour dans un reportage un lion s'attendrir sur une antilope blessée", dice Franck Thilliez en "Deuils de miel"; y yo también he visto en un reportaje a un león mirar con una incomodidad no exenta de inteligencia a la cámara que lo filmaba en medio de la noche).

sábado, 24 de abril de 2010

La "Urteilkraft" en Wittgenstein, o de la construcción a la arquitectura

Los "juegos del lenguaje" del Wittgenstein de las "Investigaciones Filosóficas" son posibles gracias a esa "facultad de juzgar" (Urteilkraft) de la que disponemos los humanos, en el sentido que Kant le da a esta facultad en su "Crítica del Juicio".

Pero de la capacidad de juzgar "determinante"; en contraste, con la "reflexiva" (v. texto de la primera introducción de Kant a su "Crítica del Juicio"; "Critique de la Faculté de Juger", ed. Flammarion, Paris 1995).

Para aclarar este asunto, tomaré como ejemplo, desarrollándolo un poco, uno de los incluidos por Wittgenstein en su libro. Este ejemplo nos permite en primer lugar – siguiendo, y también desarrollando un poco, lo que expone Kant en la mencionada introducción - distinguir dos niveles dentro de esa "facultad de juzgar determinante" de Kant.

En efecto, en el "juego" del cantero, lo primero que (inconscientemente, por supuesto) hace el cantero es "determinar" cuáles son los conceptos fundamentales de su juego, por ejemplo, el de "piedra" (por el material que representa) y el de "cuadrada" (por el de la forma necesaria para colocarla en el muro). De modo que cuando grite "¡piedra!" el ayudante coja una piedra y se la dé. Y cuando grite "¡... cuadrada!" el ayudante coja un sillar y se lo dé.

Gracias a ese juego, el cantero puede construir el muro con bastante eficiencia.

Este sería el primer nivel de la facultad de juzgar determinante, el más elemental: seleccionar las partes representativas de nuestra realidad en el contexto de un momento determinado (el de ponerse a construir un muro con la ayuda de un ayudante, valga la redundancia) y asignar a esas partes los conceptos adecuados en el sentido de que, por medio del lenguaje, sea posible su utilización (la de los conceptos) con vistas a conseguir un fin práctico-empírico preestablecido (construir el muro).

El segundo nivel del que hablo vendría cuando el cantero, más allá de enunciar simplemente lo que necesita (¡piedra! ó ¡... cuadrada!), emite formalmente un juicio en el sentido que tiene esta palabra en Lógica cuando decimos, por ejemplo, "Sócrates es un filósofo". Y así, por seguir con el ejemplo de Wittgenstein, ante una piedra que no encaja en el muro, el cantero le dice al ayudante: "Esta piedra no es cuadrada" (el que este juicio sea negativo es lo de menos, lo ponemos así para que encaje en la verosimilitud del ejemplo). En este caso el cantero emite un juicio, como decía, formalmente correcto sobre la piedra, que es un paso más alla al de nombrarla mediante un concepto para que alguien se la dé y así poderla colocar en el muro.

Técnicamente (formalmente), hay que aclarar, el primer nivel no es propiamente un juicio; pero no es menos cierto que este primer nivel no es posible sin que el que lo utiliza tenga la "capacidad de juzgar" en el sentido de Kant, es decir, de conceptualizar adecuadamente una parte de su realidad para, utilizando los conceptos que ha inventado, conseguir ordenar esa realidad de una determinada manera (construir el muro con la ayuda del ayudante).

En ambos casos (niveles), sin embargo, el juicio es "determinante" en el sentido que da Kant a esta expresión, porque consiste en "decidir" (determinar) cuáles son los conceptos adecuados a una determinada experiencia (empírica, habría quizás que añadir).

El juicio reflexivo (sobre el que trata en realidad la Crítica del Juicio de Kant), por el contrario, es el que no tiene relación directa con la experiencia que se tiene de los conceptos de los que se habla (y que ha servido para crearlos). Por ejemplo, si el cantero además de ser un hábil constructor tuviera un espíritu científico, cuando se acercara a la jubiliación se pondría a reflexionar sobre cómo podría unificar o sistematizar toda su experiencia como constructor en un tratado sobre las distintas maneras de utilizar la piedra en el arte de construir, un tratado que no fuera un simple vademecum o prontuario, sino que respondiera a la búsqueda de un auténtico "sistema del arte de construir".

Esto es lo que hicieron Vitrubio y tantos otros tratadistas (todos los tratadistas de arquitectura hacen eso en realidad): Vitruvio, en su tratado, "inventó" una historia que da una explicación racional (que no tiene por qué ser cierta efectivamente; lo que es más importante, que no extrae directamente de la realidad sus conceptos, sino que utiliza los que ya han sido "extraidos" de la realidad por la capacidad de juicio determinante, es decir, por su experiencia "profesional" como arquitecto por todo el Imperio); una explicación, decía, de por qué es más lógico construir en unos casos con el orden dórico y otros con el jónico, independientemente de que con ambos órdenes se puede construir un mismo edificio sin que este se caiga, etc. Esta es una cuestión, por decirlo de algún modo, de "buen juicio" en el arte de construir, de juicio reflexivo (überlegen).

Y aunque un albañil o un cantero no necesitan leer ni estar de acuerdo con Vitrubio para construir, ni siquiera necesitan conocer su tratado, lo cierto es que el tratado de Vitrubio (la "reflexión" de Vitrubio) añade a las construcciones de los canteros y albañiles un "nivel" superior, una "belleza", una "adecuación" ("decoro", en el lenguaje de Vitrubio) que no tienen las construcciones de los simples (con perdón) albañiles.

(Se podría decir en este sentido que la diferencia entre un juicio determinante y un juicio fruto de la capacidad de reflexionar, es la misma que separa a una mera construcción de una obra de arquitectura; esta última responde a una capacidad de juicio superior a la necesaria para hacer una simple construcción).

Quizás así haya quedado claro lo que es un "juicio" en el sentido de Kant, así como los dos tipos en los que Kant, para desarrollar su teoría, distingue la capacidad que tenemos de emitir juicios (Urteilkraft). De paso, queda ilustrada la relación que Kant establece en su Crítica del Juicio entre los juicios reflexivos y la estética.

miércoles, 14 de abril de 2010

CAOS Y ORDEN

Que todo sea caótico no quiere decir que no seamos capaces de encontrarle un orden. Tenemos la capacidad subjetiva de encontrar orden hasta donde objetivamente no lo hay.