El haiku arranca formal y creativamente del haikai, a saber: tres versos que
encabezaban una serie improvisada de breves poemas (haikai no renga) en Japón allá por el
siglo X. El haikai solía tener un carácter informal y un tono incluso cómico;
así como cierto carácter reivindicativo de la creatividad frente a la rígida y
canónica poesía cortesana de la época. Jugaba por ello con frecuencia con
asociaciones de ideas que en el Japón de entonces estaban incluso artísticamente "prohibidas"...
Bashoo, en el siglo XVII se "especializa" en la
composición de haikais, incorporando al haikai algo muy propio suyo: un matiz
contemplativo acorde con el espíritu zen. A partir de este autor, inevitablemente, el
haikai evoluciona -con un carácter más "serio", es decir, más austero
espiritualmente- al haiku propiamente dicho.
El haiku que acomopaña a esta foto, que lo ha inspirado, no es un haiku puro, pues
contiene una metáfora (el "traje de verano" de las flores, por su colorido
estampado) en un contexto de asociaciones informales no exentas de
carácter cómico-festivo (en contraste con la austeridad del otoño). Está, por
tanto, más cerca del "haikai" primitivo que del "haiku" al que estamos
acostumbrados hoy.