¡Qué extraños nos somos unos a otros! No nos damos cuenta de que el progreso nos ha traido este mutuo y cotidiano extrañamiento: cada uno tiene sus propios fines particulares, sus propias creencias, sus propias opiniones. Parecemos recortados de un fondo común y recolocados en fondos diferentes, en distintos cuadros. Nos hemos liberado de ataduras, pero ¿qué nos liga realmente ahora unos a otros? Todos los lazos que nos unen parecen efímeros.
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