domingo, 26 de junio de 2011

El hogar del lenguaje

Antes que con ladrillos, el hombre construye su hogar con palabras, decidiendo primero qué parte de cuanto le rodea es una cosa para componer después, con las cosas que ha creado, un mundo en su mente paralelo a la realidad; un mundo que puede habitar. Por eso, se puede decir con total propiedad que todo el lenguaje es una construcción.
Y en este sentido, hay que dar más valor al hombre primitivo que al hombre civilizado. Porque el hecho de nombrar es más complejo cuando nuestro entorno aún no está "cosificado" -cuando hay que decidir qué partes de un entorno dado son cosas y cuáles no- que cuando el entorno lo hemos creado nosotros con objetos que hemos concebido previamente en nuestra mente como tales (un grifo, una calle,...), como ocurre en los entornos civilizados.

martes, 26 de abril de 2011

Historia

La historia no es la narración de los hechos, sino la búsqueda de los hechos. No es una descripción, es una reflexión. Y en la base de esta reflexión está la imposibilidad humana de describir con fidelidad lo que ya pasó.
Al ser una reflexión, lo es desde el presente.
La historia, por tanto, en el fondo, no es sino la actualización de lo que ya pasó; actualización que tiene un valor mayor cuanto que se forja intentando sumergirse en el pasado y, por tanto, en cierto modo, despojándose del presente. Pero el buen historiador sabe que en su esfuerzo por llegar al pasado, siempre se filtra el presente desde el que escribe. Y cuanto más consciente sea de ello, mejor historiador será.
La historia, por lo tanto, es también un "desnudamiento" del historiador (y, a su modo, del lector de historia). En consecuencia, es un ejercicio no tanto intelectual como espiritual.
Todo lo que no sea eso, no es historia, sino periodismo. Ese periodismo que tanto presume de contarnos las cosas tal y como son, y que cuanto más lo cree, más está imbuido de ideas y prejuicios al contarlas.
Historia y periodismo, contrariamente a lo que cabría pensar en un primer momento, son incompatibles, son auténticos enemigos.

martes, 29 de marzo de 2011

Una pregunta sin respuesta

No puedo dejar de preguntarme cómo un espacio geográfico similar a Europa en superficie, relieve, rendimiento agrícola, etc., como es China, no ha dado lugar a una diversidad tan grande de países como ha dado Europa sino que, por el contrario, ha evolucionado en la historia siempre en la misma dirección, a saber, la de un único gobierno.
La razón no parece ser una especial inclinación a la guerra y a las conquistas por parte del pueblo chino. Los europeos han tenido, cuando menos, la misma inclinación a ello. Sin embargo, en Europa el poder de unos se ha equilibrado siempre (no sin violencia) con el poder de otros, y cada esfuerzo que se ha dado para crear o imponer una única autoridad ha fracasado, a la larga, siempre. Por tanto, sería más bien al contrario: China es un único Estado ¡porque los pueblos de China son más pacíficos que los de Europa!
Pienso también si no será precisamente este especial dinamismo interno europeo, esta continua competencia entre unos poderes y otros, el que ha dado lugar a sociedades tan avanzadas materialmente como las de los distintos estados europeos. La pugna, la guerra, despierta la inteligencia.
Pero Europa tiene, precisamente y para evitar más guerras, una cuenta pendiente en la que se esfuerza desde mediados del siglo XX: alcanzar un único gobierno de su espacio y de su gente. Y sigo sin saber por qué este objetivo al parecer loable no se alcanza en Europa y en China, sin embargo, se alcanzó hace varios milenios. Como somos europeos, quizás, no alcanzamos a vislumbrar lo extraño de nuestra situación: un espacio geográfico homogéneo y fértil, sin apenas fronteras naturales, lleno de pequeños Estados y potencias diferentes.

sábado, 26 de marzo de 2011

El artista: II (en redacción)

El artista, por tanto, no siempre ha gozado del privilegio de ser alguien independiente y venerado (o vilipendiado), ajeno a cualquier grupo o interés social que no sea el de los propios artistas, y cuya obra, además, aspira a ser adorada como única y propia y depositaria de una verdad irreproducible.
Durante más del 99% del tiempo de la historia de la humanidad, el artista ha estado al servicio de otros o, en el mejor de los casos, ha ejercitado su arte en el tiempo que le dejaban otras ocupaciones más importantes para él y para los suyos que el propio arte que cultivaba. Lo que, en cualquier caso, no quitaba valor a su obra, pues el valor de esta, como decíamos en I, venía dado por circunstancias y valores ajenos a él mismo como individuo.

EL ARTISTA: I

El arte y el artista han existido siempre, desde que el hombre es hombre, incluida por tanto la etapa de las cavernas. Eso lo saben bien los prehistoriadores.
Lo que no ha existido siempre es la conciencia del artista como tal ni, por tanto, la conciencia del arte como una rama particular del quehacer humano.
Porque la mayor parte del tiempo los artistas han sido, para sí mismos y para su tiempo: chamanes, artesanos, cortesanos, juglares, monjes, etc.
Muchas veces llamamos "artista", en un sentido restringido, al "artista con conciencia de artista y papel social de artista", restricción esta del concepto de artista de la que derivan muchas confusiones. Este concepto restringido y peculiar -y actualmente en crisis-, nace tan solo a mediados del siglo XVIII en la sociedad ilustrada de Occidente y se prolonga durante los siglos XIX y XX hasta la segunda guerra mundial, a partir de la cual entra en crisis.
Artista, en sentido amplio de la palabra, sería, pues, todo aquel que produce obras artísticas, es decir, obras que: a) no tienen utilidad práctica; b) tienen una finalidad y significado simbólicos de algún tipo -religioso, de poder, de vínculo social, de interpretación de la realidad,...-; c) en su ejecución implican el conocimiento y ejercicio de alguna técnica particular por parte del artista.
Y esto, siendo válido para cualquier época y cualquier lugar del planeta.

jueves, 24 de marzo de 2011

Despedida

Ayer, en el cementerio de Torrelodones (Madrid). Enterrábamos a un amigo de mis padres de toda la vida, un hombre al que siempre recuerdo jovial y cariñoso. Me dicen que viendo el final escribió con calma sus últimos deseos a su mujer y a sus hijos: sed cariñosos con los que acudan al entierro y no lloréis, etc.
El día, un día de perros, como se dice vulgarmente: lluvia, viento, barro. Su mujer comenta con una sonrisa y los ojos vivos de siempre: Pero ¿cómo me hace esto mi marido? ¿tener que atenderos con este tiempo tan infernal?
Todos como entonces, pero...

Más arrugados,
en el cementerio,
todos los rostros.

Al terminar, Paloma me lleva de vuelta a Madrid, donde cojo el coche y, con el viento insistentemente en contra durante todo el trayecto (inusitadamente en contra, pues viene del Mediterráneo), regreso a Albacete, a donde llego agotado a las doce de la noche.

martes, 22 de marzo de 2011

Lupa

Hoy me he comprado una pequeña lupa de bolsillo. Con ella puedo ver con claridad y comodidad pequeñas cosas, cosas insignificantes: el dibujo de los caracteres japoneses, las pequeñas poblaciones de los atlas y en particular las de Japón; entre ellas, las que más han sufrido el terrible terremoto... Las busco con cariño, imaginando sobre el mapa su geografía y su gente... Es mi forma personal de acercarme a Japón en estos días.
Desde que era pequeño no había vuelto a tener una lupa. Me ha costado 4€. Es difícil encontrar ya nada que valga la pena por ese ridículo precio. Aunque hace solo diez años no era tan ridículo.

Recuperando el blog

Hace casi un año ya que no escribo en el blog. Inicialmente debido a la imposibilidad de mantenerlo en los intervalos libres de trabajo, posteriormente fue perdiendo peso pues muchas cosas de las que vertía en él pasé a verterlas, por la misma razón, en los e-mail a amigos.
Creo, sin embargo, que es difícil llenar el hueco del blog con los e-mails. El blog es más íntimo y personal. De modo que intentaré recuperarlo en los próximos meses.