jueves, 24 de marzo de 2011

Despedida

Ayer, en el cementerio de Torrelodones (Madrid). Enterrábamos a un amigo de mis padres de toda la vida, un hombre al que siempre recuerdo jovial y cariñoso. Me dicen que viendo el final escribió con calma sus últimos deseos a su mujer y a sus hijos: sed cariñosos con los que acudan al entierro y no lloréis, etc.
El día, un día de perros, como se dice vulgarmente: lluvia, viento, barro. Su mujer comenta con una sonrisa y los ojos vivos de siempre: Pero ¿cómo me hace esto mi marido? ¿tener que atenderos con este tiempo tan infernal?
Todos como entonces, pero...

Más arrugados,
en el cementerio,
todos los rostros.

Al terminar, Paloma me lleva de vuelta a Madrid, donde cojo el coche y, con el viento insistentemente en contra durante todo el trayecto (inusitadamente en contra, pues viene del Mediterráneo), regreso a Albacete, a donde llego agotado a las doce de la noche.

No hay comentarios: