martes, 29 de marzo de 2011

Una pregunta sin respuesta

No puedo dejar de preguntarme cómo un espacio geográfico similar a Europa en superficie, relieve, rendimiento agrícola, etc., como es China, no ha dado lugar a una diversidad tan grande de países como ha dado Europa sino que, por el contrario, ha evolucionado en la historia siempre en la misma dirección, a saber, la de un único gobierno.
La razón no parece ser una especial inclinación a la guerra y a las conquistas por parte del pueblo chino. Los europeos han tenido, cuando menos, la misma inclinación a ello. Sin embargo, en Europa el poder de unos se ha equilibrado siempre (no sin violencia) con el poder de otros, y cada esfuerzo que se ha dado para crear o imponer una única autoridad ha fracasado, a la larga, siempre. Por tanto, sería más bien al contrario: China es un único Estado ¡porque los pueblos de China son más pacíficos que los de Europa!
Pienso también si no será precisamente este especial dinamismo interno europeo, esta continua competencia entre unos poderes y otros, el que ha dado lugar a sociedades tan avanzadas materialmente como las de los distintos estados europeos. La pugna, la guerra, despierta la inteligencia.
Pero Europa tiene, precisamente y para evitar más guerras, una cuenta pendiente en la que se esfuerza desde mediados del siglo XX: alcanzar un único gobierno de su espacio y de su gente. Y sigo sin saber por qué este objetivo al parecer loable no se alcanza en Europa y en China, sin embargo, se alcanzó hace varios milenios. Como somos europeos, quizás, no alcanzamos a vislumbrar lo extraño de nuestra situación: un espacio geográfico homogéneo y fértil, sin apenas fronteras naturales, lleno de pequeños Estados y potencias diferentes.

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