Pero al haiku no le interesa la línea del tiempo, no le interesa la continuidad que está en la base del sentido del tiempo. El haiku quiere acentuar lo único del momento, sin referencia a ningún pasado (por tanto, tampoco a ninguna causa), ni a ningún futuro (tampoco a ningún efecto).
El haiku intenta -en la medida, por supuesto, en que esto es posible para nosotros los humanos- ser puro presente; presente que se expande en nuestra mente, sí, mientras lo degustamos, mientras lo leemos y releemos, pero ¡sin dejar de ser presente!
en la penumbra
las flores de la cortina
flotando solas
Por eso es tan importante evitar en lo posible conjugar el verbo, incluso conviene en la medida de lo posible omitirlo del todo.
nadie en la calle
pálida luz de otoño
por la ciudad
El haiku ganará automáticamente desde un punto de vista meramente estilístico; pero no solo eso. En inglés al verbo no conjugado se le llama "verbo infinito". Si usamos verbos en el haiku debemos ver la posibilidad de utilizar solo verbos "infinitos", sin tiempo, sin persona... solo la pura acción, el hecho puro.
Es fácil que por lo sencillo de esta cuestión, no caigamos en ella cuando leemos, cuando escribimos haikus.
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