viernes, 14 de septiembre de 2012

La soledad de Bashoo

Hablar y establecer una distinción entre un yo y un mundo externo a él es una y la misma cosa. Por eso es inútil predicar la desaparición del yo en el haiku, salvo que lo que se pretenda con ello es la desaparición de la palabra "yo", o de expresiones que contengan o remitan directamente a dicha palabra. Pero ¿no es esto una tarea que parece tener poco sentido? Eliminar ciertas palabras de un texto ¿tiene algún mérito más allá de ser capaz de escribir sin ellas, como el autor del Gran Gatsby que escribió toda la novela con la letra "e" de su máquina de escribir bloqueada para que cualquier palabra que eligiera careciera de esa letra?
Lo que el haiku propugna no es la desaparición del yo, por imposible, ni tampoco la eliminación incondicional de esa palabra (o de expresiones que la suplan), por intrascendente. El haiku lo que hace es seleccionar, cribar, los temas de los que se ocupa. Y en este sentido, solo admite los temas que señalan al mundo exterior, evitando los que señalan al mundo interior. De las dos caras de la realidad decide trabajar solo con una. Es un asunto de disciplina poética, de parquedad de medios.
Por eso Bashoo puede decir...

nieve matutina
mastico salmón seco
estando solo

...sin faltar al espíritu del haiku. Porque no habla de su sentimiento de soledad, sino de la situación de alguien (en este caso él mismo) que está haciendo algo sin presencia de nadie. Y ciertamente la expresión "mastico... estando solo" no excluye cierto eco de un mundo "interior", pero este eco surge en el haiku totalmente desprovisto de valoración sentimental alguna, y si alguien se la diera estaría malinterpretando el haiku. La soledad de Bashoo tiene más que ver con el milagro de la nieve fresca de la mañana, que se revela más auténtico vivido en soledad mientras se lleva a cabo con atención un acto rutinario, que en compañía de otras personas.

1 comentario:

SUSANA BENET dijo...

Es cierto, al menos para mí, que la no aparición del yo es más bien un tópico que algo imprescindible para que un haiku sea auténtico. De hecho, los clásicos hablan muchas veces de sí mismos, aunque siempre en relación con la naturaleza, que es en realidad la protagonista, sin valoraciones sentimentales como bien dices.
Hay que hilar muy fino para que el yo aparezca en el haiku sin ser la figura principal, como lo hacen ellos. Cito uno de Basho: "De viaje enfermo/ mis sueños van vagando / por un erial".