miércoles, 19 de septiembre de 2012

La falda

Hoy llevo a mamá a revisión médica. Cuando llego a geriatría ya está ella allí en su silla de ruedas, con su cuidadora. Lleva una blusa color hueso y una falda que hoy me parece bellísima, con tallos y hojas verdes sobre un fondo liso. Se acaba el verano, fuera el cielo se va cubriendo de nubes, y ahí está ella, con una falda luminosa y fresca como los juncos al borde de una laguna. Toda la mañana he estado buscando un haiku que no llegaba y ahora, sin buscarlo, lo tengo delante; ¡lo lleva puesto mi madre! Pero un alzheimer lento, ya de ocho años, no le permite darse cuenta. Me acerco a su oido para que me oiga con claridad y le digo: "¡Qué elegante vas esta mañana, mamá!", "¿Tú crees?" y su sonrisa es de una felicidad ausente. Al menos, mis palabras todavía le valen.

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