martes, 19 de agosto de 2008

Respeto

Ante los problemas de la vida, que casi siempre son de relación con los demás, voy tomando una actitud nueva: respetar (es decir, abstenerme de juzgar) lo que piensan otros, aunque sea lo más absurdo e incluso perjudicial para mí que se me pueda pasar por la cabeza.
El ideal racional no existe y, por otro lado, por disparatado que sea el pensamiento de alguien, siempre tiene un apoyo racional; por mucho que los demás no alcancemos a verlo. El ser humano, por naturaleza, razona. No puede no razonar sobre lo que hace o ha hecho (o ha dejado de hacer). Por eso dicen los filósofos que el ser humano es ético. Y yo recalco: es ético SIEMPRE. Otra cosa es qué ética es la que sustenta nuestro actuar. Pero este punto no me interesa aquí, hoy.
El apoyo emocional existe también, pero eso también es otra historia que aquí, hoy, no me interesa comentar. Bastante importancia se le da hoy en día para justificar cualquier cosa, pequeña o grande. Por lo demás, el cerebro emocional lo compartimos con más seres. Lo peculiar nuestro es cómo racionalizamos nuestras emociones; o sea, que las racionalizamos, de un modo u otro.
Y eso es lo que la vida me ha llevado a concluir que hay que respetar: lo que piensa cualquiera en relación con cualquier cosa que haga; insisto: aunque me parezca abominable su acción (o su no acción).
Este, se me ocurre, es el principio para empezar a estar en paz con todos aquellos que nos rodean y, por lo tanto, con nosotros mismos. También es el principio para poder empezar a "entender" algo de esta vida que nos ha tocado vivir.
Mientras no aprendamos a respetar, no hacemos otra cosa que querer imponer nuestro punto de vista. Y este es el origen de todos los conflictos.

1 comentario:

Anastácio Soberbo dijo...

Hola, me encanta el blog.
Lo siento no escribir más, pero mi español es malo escrito.
Un abrazo de Portugal